Anasayek
2 min readMar 30, 2020

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EL MEJOR EMPLEADO DEL MUNDO

—No. No esperes que vaya a tragar con esa norma -pensó Paco mientras sus labios se movían en silencio.

—Pues eso es todo, Francisco. Si estás de acuerdo con todas las cláusulas puedes firmar el contrato y el trabajo es tuyo.

El director de Recursos Humanos estaba exultante, había encontrado el perfil perfecto. El hombre sentado frente a él había pasado todas la pruebas preliminares, algo que no había conseguido nunca nadie. Además, en la segunda selección había tenido una puntuación muy superior al resto de seleccionados y en la entrevista personal superó las trampas con éxito. Francisco era una persona excepcional, leal y perfeccionista.

Paco salió feliz de la Central. El trabajo era perfecto. Ya había traspasado los límites en varias ocasiones, saliendo impune de milagro. Aquí tendría inmunidad absoluta y sería el mejor. Encendió un cigarrillo en el ascensor (primera norma incumplida) y salió por el hall soltando el halo de humo en la cara del recepcionista.

—Eeeh ¿Qué hace? -cogió el teléfono para llamar a seguridad pero no llegó a marcar. Sintió un frío helado en su nuca cuando el hombre se giró y le dirigió una mirada que le pareció demoníaca. Cuando reaccionó ya había desaparecido entre el gentío de la calle.

Paco se dirigió al almacén que le indicaron para recoger el equipo de trabajo y aprovechó para encender otro cigarro antes de entrar.

Le dieron diez equipos completos. Monos granates, botas de seguridad, guantes y un casco tipo motorista. Tendría suficiente para los quince días de prueba.

A la media hora de llegar a casa recibió el primer mensaje: tres nombres, una dirección. Tenía que ser realizado esa misma noche, antes del amanecer.

Sería sencillo, era el primer encargo pero lo realizaría con éxito absoluto.

Llegó al bloque marcado, entró en el ascensor, encendió un cigarrillo y subió hasta la última planta. «Ático A». Abrió la ventana de emergencia del descansillo y salió a la cornisa evitando la escalera de incendios. Con el cigarrillo entre sus labios, anduvo hasta el ventanal del salón, rompió el cristal y saltó sobre las tres personas que ocupaban el sofá. Una sola puñalada mortal a cada una. En dos minutos tenía el primer trabajo cumplido. Pronto llegarían los limpiadores y no dejarían rastro.

En un mes se convertiría en el mejor sicario, desconocido y anónimo, de la historia del Cártel.

Mi segundo #relatosLímites para

Marzo 2020

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Anasayek

Contrastes y matices. Reseteo mi cerebro cada cierto tiempo (será por eso que no aprendo)