Anasayek
2 min readApr 27, 2020

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EL TÚNEL DE LOS PLACERES

—¡Buenas tardes, damas y caballeros! Esta noche haremos un recorrido por los mejores momentos de sus vidas. ¡Asómense a los placeres ocultos que se perdieron o revivan una y otra vez el más dichoso! El viaje no será eterno, pero cuando salgan, puede que sí haya pasado una eternidad.

El presentador del Túnel de los Placeres gritaba desde el podio intentando atraer el mayor número de visitantes posible. No tenía mucha afluencia, parecía una atracción más, donde la gente entraba caminando. ¿Qué diferencia podía haber con cualquier otro túnel?. Aun así, despertó mi curiosidad y quise esperar para ver qué cara tenían los que iban saliendo. Esperamos un rato para contemplar los gestos de probable chasco, pero no salió nadie

—Pues si tanto te intriga, entramos y sales de dudas -dijo Javier impaciente- no vamos a estar esperando aquí como gilipollas.

—Venga va, entramos -decidí.

Volvimos a la entrada, cogimos los pases y entramos sin esperar la corta fila. «Ya habéis esperado bastante», nos dijo un señor con sombrero de copa cogiéndonos los tickets y abriéndonos la cadena. Nos costó adaptarnos a la poca luz de un par de quinqués eléctricos en el oscuro y largo pasillo, pero enseguida se abrió una puerta. Me asomé y entré.

Javier se quedó indiferente cuando me tumbé al sol, desnuda sobre la arena blanca y fina, acariciada por las olas y las manos de Carlos. Hicimos el amor como aquella vez, imparable, insaciable, hasta que caí rendida. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando salí de nuevo al largo pasillo, Javier seguía en el mismo sitio.

—Bah, una habitación vacía… si seguimos así habremos tirado veinte euros a la basura – dijo con desprecio. ¿Acaso no lo había visto?

—Es bonita -respondí confusa. Seguimos caminando hasta la siguiente puerta.

Se abrió sin que nadie la tocara, como la anterior. Esta vez entró Javier y salió en un minuto de la habitación que yo veía vacía. Me miró sonrojado.

—Lo siento, no es lo que esperaba encontrar. Siento que lo hayas tenido que ver -me cogió de la manos y me besó en la frente.

No podía estar más confundida. En la próxima entraríamos juntos, a ver qué pasaba.

Entramos juntos, sí, pero no estuve con Javier. La verdad que no he vuelto a verle más, ni a él ni a nadie de mi entorno. ¿Por qué iba a salir de este Paraíso de Placer?

Mi segundo #relatosPlaceres para

entrando en el surrealismo… o algo.

Abril 2020

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Anasayek

Contrastes y matices. Reseteo mi cerebro cada cierto tiempo (será por eso que no aprendo)